Puntos de vista diferentes en tu relación madre-hija
Convencer a tus hijos de que vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo a las tareas escolares puede ser una importante fuente de tensión. A continuación, una madre, Helena, y sus hijas, Emily y Samantha, dan sus puntos de vista sobre una típica batalla entre madre e hijas: la tarea. Comprender los puntos de vista de otras personas en las disputas familiares puede reducir la ira y el malestar en todos los implicados.
Las tareas escolares como problema en la relación entre madres e hijas: un caso de estudio
Punto de vista de Helena, la madre: quiero que Emily se esfuerce más
Helena estudió mucho para entrar en la universidad y convertirse en matemática. Hoy en día enfrenta una batalla diaria con su hija de 15 años, Emily, en relación con sus estudios.
“Tiene facilidad para las asignaturas de arte y la mayoría de las veces cumple con la tarea. Pero no le gustan las matemáticas y la ciencia y no les dedica mucho tiempo. A veces nada”, nos cuenta. “El problema es que realmente siento que estas son asignaturas importantes y aprenderlas es algo que te abre muchas puertas en la vida. Al principio intenté ofrecerle mi ayuda, pero ella no quiso, así que dejé que se las arreglara sola.
“Comencé a revisar su tarea cuando ella no estaba y noté cuán mal le estaba yendo. Por supuesto que no le gustó nada que revisara sus cosas, pero a mí me molestó mucho el poco esfuerzo que ella estaba haciendo. Discutimos al respecto”.
Punto de vista de Emily, la hija: mamá solamente me critica
Emily ve las cosas de otra manera. Nos explica cómo su madre ofrece “ayudarla” con su tarea.
“Lo que eso realmente significa”, ella dice, “es que ella me quiere señalar lo que está mal. Entonces parece no entender y se enoja cuando yo me frustro por no saber la respuesta. Me hace sentir una inútil, que no me ama porque no puedo cumplir con sus expectativas”.
En lugar de animarla a esforzarse más, nos cuenta que el comportamiento de su madre la pone nerviosa y le quita las ganas de hacer su tarea.
“A veces siento que soy una inútil y me pongo mal. Entonces hablo con mi papá, quien empatiza conmigo”, añade. “Pero lo que realmente quiero es que mi madre deje de molestarme y me permita encontrar mi propio camino”.
Punto de vista de Samantha, la otra hija: Entiendo ambos puntos de vista
Emily a veces conversa con su hermana Samantha, de 22 años, quien recuerda sus propios problemas con su madre.
"Emily es más provocadora y le molesta el comportamiento de mi mamá mucho más de lo que me molestaba a mí", explica. "Entiendo que mi madre quiera ayudarla a que le vaya mejor en la escuela, pues Emily es muy lista. Además, sé que gracias a mis buenas calificaciones pude estudiar la carrera que quise".
También entiende la frustración de Emily. "Sería genial que pudiera hablar con nuestra mamá de sus sentimientos como lo hace conmigo", dice Samantha. "No creo que mi mamá se dé cuenta de lo mal que se siente Emily cuando pelean".
Samantha les sugirió a sus padres contratar a un tutor para Emily o hablar con los profesores de su escuela, en lugar de involucrarse tanto. "Creo que mi hermana necesita motivación", añade. "Tal vez eso reforzaría su autoestima y le daría la confianza necesaria para saber que puede hacerlo por sí misma".
Lo que queremos para nuestros hijas y cómo sentimos que podemos ayudarles a prepararse para el futuro puede entrar en conflicto con su precepción del mundo. Esto ocurre, sobre todo, cuando nos cuesta trabajo entender por qué ciertas cosas son tan importantes para ellos. Entonces, ¿qué pueden hacer las madres para ayudar?
Crear un entorno seguro
Esto puede ocurrir en la casa o en una salida con tu hija donde ambas puedan hablar y ella pueda compartir su punto de vista contigo.
Estar dispuestas a ceder
No tengas miedo de retractarte o cambiar tu punto de vista cuando surjan desacuerdos.
Ser abierta y honesta
Esto es fundamental para mantener una comunicación bidireccional positiva y asegurar que tu hija se sienta segura y respaldada para poder expresar sus sentimientos.
Las actividades como un problema en la relación madre-hija: un caso de estudio
Los intereses de las adolescentes cambian a medida que crecen
Bárbara quería aprender a tocar el piano y, al cumplir 11 años, sus padres pagaron por sus clases. Durante dos años practicó con regularidad y entusiasmo. Un tiempo después, su madre Mary dice: “Ella perdió interés y dijo que ninguno de sus amigos tocaba instrumentos”.
Sus padres se frustraron, pero Bárbara explica: “Simplemente no tenía más ganas de tocar. Además, las clases eran los sábados a la mañana, en los momentos en que mis amigos se reunían. Pensé que podría retomar las clases más adelante si quisiera”.
La perspectiva de un hermano mayor puede ayudar
Se puede pedir ayuda a un hermano o pariente para que analice el conflicto y ayude a todos a comprender los diferentes puntos de vista.
Resultó ser el hermano mayor, de unos 20 años y que estudiaba en la universidad, quien ayudó a Bárbara a decirle a sus padres que, en lugar de abandonar por completo el piano, lo que quería era practicar en un momento más apropiado para ella. Cuando les explicó lo importante que era para ella pasar tiempo con sus amigos, entendieron por qué había sentido el impulso de abandonar el piano y aceptaron el acuerdo.
“También nos dimos cuenta”, dice Mary, “de que a Bárbara la puso mal sentir que nos estaba decepcionando, pero también le preocupaba quedar afuera de su grupo de amigos si no podía estar con ellos en momentos que le parecían importantes”.
¿Tienes problemas similares en la relación con tu hija? ¿Consideras que tus esfuerzos por alentar a tu hija parecen tener el efecto contrario? Conversa con ella y averigua qué es lo que sucede desde su punto de vista.
Con el fin de proteger su privacidad, hemos cambiado los nombres de las personas cuyas historias relatamos en estas páginas. Pero todas las historias son verdaderas.