"Desde que nací, sufro de eccema en distintas partes de mi cuerpo: no tengo un centímetro de piel que, en algún punto, no haya tenido eccema alguna vez. En mi caso, el estrés, el polvo y el polen son grandes disparadores. También tengo alergia al níquel, así que no puedo usar ni relojes ni joyas, y hasta tuve una reacción con mi anillo de casamiento, de platino.
El tratamiento del eccema no es nada fácil y presenta muchos desafíos. Tenía la piel tan roja, irritada y dolorida que no quería ocuparme de ella. Solo quería que desapareciera."