Como sobreviviente de cáncer amputada, Vicki temía no volver a sentirse hermosa otra vez. Pero aprender a superar este desafío —y canalizarlo en una carrera atlética ganadora de medallas— la hizo sentir más segura de lo que jamás podría imaginar.
Hoy Vicki es madre de dos niños y constantemente se sorprende de lo que su cuerpo puede hacer. Ahora sabe que la belleza es mucho más que lo que se ve reflejado en el espejo: está en cómo te comportas contigo mismo, tus seres queridos y el mundo que te rodea.
Y nunca se sintió más bella.