
Tengo parálisis de Bell, y semanas más tarde de ese diagnóstico tuve síndrome de fatiga crónica... sentí como si me hundiera. Pero lo que en algún momento fue mi hundimiento ahora es mi belleza. Ya aprendí a aceptar mi rostro desequilibrado y a que no voy a sentirme bien todos los días, y está bien. Gracias a esta experiencia ahora me gusta hacerle cumplidos a la gente, los sorprende y nunca sabes el efecto que podrá tener eso en su día. - Wendy, 52