Tengo eczema desde que tengo memoria, pero cuando estaba en 6° o 7° grado es cuando empeoró. Y fue recién este año que empecé a aceptar mi condición tal como es.
Me he visto cambiar muchísimo: antes era como ponerme un disfraz. Con el eczema, uno siente que todo el mundo se fija en las imperfecciones. La gente nunca hubiera sabido lo insegura que me sentía porque no permitía que se me acercaran. Mi mamá me compraba camisetas con mangas largas y agujeros para los pulgares para cubrir completamente mis manos; cuando descubrí que ese tipo de camisetas existía ¡fue increíble! Las usaba todo el tiempo. Nunca me verías usar alguna prenda más destapada, así de incómoda me sentía conmigo misma.